“En algún punto de la línea de desarrollo descubrimos lo que somos en realidad, y luego tomamos nuestra verdadera decisión por la cual somos responsables. Tome esa decisión principalmente por usted, ya que nunca se puede vivir realmente la vida de otra persona.” — Eleanor Roosevelt.
En algún momento de nuestra hemos dudado y eso no está mal. Lo que sí está mal es vivir en la duda, tu mente está programada para temer al resultado de perder. ¿Qué perderé? Y peor aún, ¿puedo permitirme perder eso?
El peligro de no tomar decisiones o tomarlas a “medias tintas” es que menos personas en tu entorno no creerán en ti o pensarán que eres una segunda opción y cada vez que haces caso a uno de esos miedos irracionales, como el miedo a tomar decisiones, tu autoestima decae un poco más.
El miedo es una ventaja evolutiva, es un reflejo para evitar nuestra extinción. Sin embargo, tomar una decisión no es un tigre que va devorarte; quiero invitarte a que te convenzas de que eres el dueño de tu vida. A programar tu mente para un nuevo curso de acción porque no eres un árbol para quedarte siempre en el mismo lugar.
Encontrarás que eres posiblemente un adicto al control, tal vez como mecanismo para disfrazar tu miedo. Porque te da tanto miedo el cambio que prefieres encontrar motivos para mantenerte cómo estás.
¡Tú puedes hacer lo que quieras cuando quieras!
Recuerda que las personas valientes:
Actúan, aunque tengan miedo disfrutando mucho del proceso y aprendiendo al máximo de todo lo que pasa.
Planean una estrategia para conseguir lo que se proponen. Y se preparan para no venirse abajo si las cosas no salen del todo como esperaban porque no importa tanto el resultado de nuestras decisiones como el poder que obtenemos por decidir nosotros mismos. Acepta que la incertidumbre forma parte de tu vida.